Las catacumbas de Nápoles  constituyen un nuevo descubrimiento  posible sólo en los últimos seis años gracias a los esfuerzos de la cooperativa “La Paranza”. Sin embargo, después haber conocido las hermosas catacumbas de San Gaudioso (leer aquí), y con la esperanza  que pronto tambien las catacumbas de San Severo sean visitables, fui a descubrir los de San Gennaro.

De hecho – aunque en mi guía sobre qué visitar durante cinco días en Nápoles he indicado este monumento como opcional –  creo que las Catacumbas de San Gennaro son muy atractivas y representan una necesidad para todos los turistas que quieran experimentar la relación profunda y especial que los napolitanos tienen con la fe y con la muerte.

La entrada a las catacumbas se encuentra en la plaza junto a la Basílica del Buen Consejo (Iglesia más conocida como “pequeña San Pedro” ) en la zona cerca del palacio real de Capodimonte  (del que escribí aquí), donde uno de los muchachos  de”la Paranza” – con entusiasmo, habilidad y gran capacidad de comunicación – llevaran al visitante en su visita guiada.

Las catacumbas han sido excavadas en la toba de la colina de Capodimonte, son los más grandes en el sur de Italia y abarcan dos niveles que no se solapan. El nivel superior data el siglo III y fue ampliado en el siglo V después de que el traslado de los restos de San Gennaro, mientras que el nivel inferior tiene su origen como una tumba pagana noble, que, a continuación, fue donado a los cristianos, y se convirtió en el cementerio entre los siglos II y III.

Sólo 100 pasos separan la ‘entrada de las catacumbas superiores.

De hecho, mientras se va hacia abajo, se encuentran  espacios enormes y parece estar en una gran catedral subterránea excavada en la toba.

En el nivel superior se encuentra la cripta episcpopal, donde fueron enterrados los primeros obispos retratados en mosaicos, y adjecta basílica de tres naves, construida después del traslado de los restos de San Gennaro.

los restos del Santo transportados aquí en el siglo V y posteriormente robados en el séptimo fueron enterrados bajo la Cripta de los Obispos y en las paredes de esta catacumba se encuentra la imagen más antigua con frescos de San Gennaro.

Después de la transferencia de los restos del santo las catacumbas superiores se convirtieron en un lugar de enterramiento codiciado por la que se incrementó en varias cirugías que se ramificó en cubículos con muchos nichos y arcosolia Los arcosolia eran las tumbas de las personas más ricas y estaban adornados con frescos para resaltar la importancia de la personalidad enterrada. En los frescos que se representa a menudo el lenguaje simbólico de los cristianos, tales como el símbolo del pavo real de la resurrección de la carne, o los muertos son representados como familia Teotecno

Bajando al nivel que hay en las catacumbas inferiores, donde fue enterrado Sant Agrippino I, obispo de Nápoles, y donde la basílica da a un pasillo dedicado a él con la silla, incluso la del obispo excavada en la toba y el altar con una abertura a través la cual los fieles podían tocar la tumba del santo. Alrededor de la basílica de la catacumba Agrippino Sant se desarrolla  una cuadrícula regular, en el vestíbulo inferior se puede admirar una pila bautismal grande encargado por el Obispo Paul que se refugió aquí siguiendo las luchas iconoclastas

La iglesia inferior da a otra entrada de las catacumbas (esta vez gótico tardío) desde hace años se utiliza como el depósito del hospital adyacente y sólo recientemente regresó a su función religiosa. Al salir de las catacumbas el visitante tiene la sensación de estar en contacto con las raíces de una profunda religiosidad, conscientes de la otra vida por la que los muertos fueron venerados y el diálogo con ellos todavía en la vida diaria.

Pués visitarlas merece realmente la pena