Si estás buscando informaciónes sobre el alquiler de canoas y kayaks en las playas de Amalfi, Maiori, Minori, Atrani, Positano o Capri, debes saber que es aqui no vas a encontrar nada. Este post no proporciona ninguna información sobre el alquiler de kayaks en la costa de Amalfi, ni sobre los precios de las excursiones organizadas para turistas. De hecho, esta publicación nace exclusivamente de la necesidad de contar mi pasión por el piragüismo, una antigua pasión que, con varias satisfacciones, sigue hace 23 años sin interrupciónes.
Para mí, de hecho, el verano es esencialmente el suave deslizamiento a través de las olas de un casco muy ligero que avanza solo gracias al movimiento producido por una pala que se mueve hacia la derecha y hacia la izquierda.
Los que practican piragüismo tienen una percepción del mar completamente diferente a la de los demás:
aprecian los silencios, se sorprenden mirando un banco de anchoas que saltan al agua para escapar de un depredador y pueden acercare a las gaviotas como ningún otro.
Por esta razón, conozco cada soplo del mar de la costa de Amalfi, cada una de sus corrientes, cada su forma de comunicación: tanto durante las mañanas, cuando todavía está tranquilo, como por la tarde, cuando comienza a ondular y las olas se elevan.
Sin embargo, mi momento favorito para salir es casi al atardecer, cuando el mar de repente se convierte en una grande mesa sin ruidos, hay muy pocos barcos alrededor y la brisa pide de empujar al agua con el remo aún más.

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Uno de los momentos más emocionantes para aquellos que practican piragüismo en la costa amalfitana es cuando ingresan a la bahía de Conca de Marini, pasan por la encantadora playa de pescadores, se enfrentan a Capo di Conca, donde el mar es casi siempre agitado y, superando cualquier resistencia, de repente se encuentran frente a un magnífico panorama que llega hasta Praiano y Capri.

En la costa amalfitana en particular hay muchos sitios espectaculares: el arco natural en Amalfi, el Fiordo di Furore, desafortunadamente al menos para este año inaccesible por tierra, y la roca de Ischitella, de la que de repente se encuentra un escenario majestuoso con las islas Galli, la costa salvaje que alcanza la punta de la Campanella y la península de Sorrento, así como con Positano que se acerca siempre más, cruzando la torre de Grado y la playa de Arienzo.
También hay lugares hermosos al otro lado, como el Hotel Luna y el pasaje a Atrani, la playa de Castiglione, Minori, Maiori Erchie y Cetara, pero son zonas donde no voy siempre.

He realizado varias travesías épicas con mi canoa en la costa amalfitana. La principal es precisamente la ruta Amalfi-Positano-Amalfi, 14 millas de puro esfuerzo que hago muchas veces cada verano con descanso y nadando a la playa de Positano.

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Pero este año también experimenté las peores experiencias de mi vida como piragüista. Justo cuando estaba en las cercanías de Positano, las corrientes del mar se aprovecharon de un pique de la canoa que habia controlado mal y he hundido.
La canoa, de hecho, permaneció en la superficie del agua, pero ya no podía soportar mi peso.
Confieso que fue un momento que oscilaba entre lo trágico y lo cómico, ya que no había un ninguno que pasaba y trataba de no perder mi único medio disponible para volver a casa. Entonces, muy lentamente, comencé a nadar hacia la playa más cercana, arrastrando la canoa conmigo.

Unos diez minutos después afortunadamente un pequeño barco de madera que pasaba me vio y me ofreció su ayuda hasta la playa de Arienzo, donde pude recuperar fuerzas y regresar con gran precaución a Amalfi (¡no sin al llegar a la playa de Positano!).
El otro episodio trágico que me vio involucrado este verano coincidió con otro viaje muy duro : la travesía de 10 millas hasta las islas de Galli, donde habia un mar tremendo y mal tiempo.

Fui allí, aunque estaba lloviendo y el mar negro porque tenia que quedarme con el barco de mi familia, que se suponía que debía esperarme. Pero cuando llegué a mi destino no encontré a nadie, realmente a nadie, ni siquiera un barco amarrado.

Solo en cierto momento vi una lancha que, a toda velocidad, intentaba de escapar del mal tiempo y, al verme, me invitó a escarpar con el.

Pues muy lentamente, traté de llegar a Positano (a unas 3 millas de distancia) para alcanzar la salvación, pero, con mucha suerte, antes de desesperarme completamente, otro barco de paso, el único en el mar, se puso a disposición para ayudarme.

Dicho esto, de verdad, después haber contado todos los episodios a los límites de la supervivencia, ( aunque tendría otros,por ejemplo el episodio que ocurrió cuando fui “atrapado” por un bote que estaba pescando) quiero destacar que en el mundo no hay otra cosa que me haga sentir tan poderoso, ágil y fuerte como mi canoa.

Todos los veranos me imagino lo lindo que sería hacer un buen viaje de varios días durmiendo en las playas, pero luego pienso al miedo que me daria quedarme solo por la noche en una playa desierta y no lo hago.